
Vivimos en un sistema que a todos nos aprieta, nos queda chico de algún costado, nos ahoga, nos apresa, nos fosiliza de a poco.
Nos criaron pensando que no hay salida, nos educaron creyendo que “hay que aguantar”.
Y no es cierto.
Todo sistema tiene una falla, un agujero negro o, al menos, un rinconcito en donde ser feliz.
Son muchos y muy grandes los autores que escribieron sobre este tema. No estoy a la altura de ninguno de ellos pero sí quiero contarte que siendo “la oveja negra de la familia”, perteneciendo siempre al grupo de los “freekys” o “los raros”, a las minorías, encontré una manera de hackear al sistema, mi sistema.
Desde muy chica supe que no quería ser ni hacer lo que la mayoría. Jamás me espejé en cosas populares. Nunca pude encajar.
Con los años y luego de atravesar años de bullying pude aceptarme tal cual soy.
Pero, como decía Cerati: “Tarda en llegar y al final, al final hay recompensa”.
No tan al final porque estimo estoy en la mitad de mi vida pero creo que Gustavo se refería al final de tanto esfuerzo, del camino transitado, del arriesgar, del invertir, de poner el cuerpo, de creer.
Tuve que enfrentarme al monstruo más grande, al más temido, al vencedor de los vencedores: el miedo.
Tuve que apretar fuerte los dientes y confiar en mi camino.
Y lo probé varias veces, no sólo una. Además, no creo en las casualidades ni en “los elegidos”. Creo en el trabajo, en sostener la pulsión del deseo, en la construcción, en lo humano.
Conozco de primera plana los “no se puede”, el “te volviste loca” y al maldito “deber ser”.
Pero no conozco el arrepentimiento de quedarme con la duda en la boca, en el cuerpo ni en la mente. Ni la recomiendo.
Lo que si recomiendo, cual taza de té con miel, limón y jengibre es abrocharse los zapatos y salir a la aventura.
Nadie te conoce mejor que vos, nadie sabe más de tu sistema. Vos lo configuraste, con códigos familiares, algunas bajada de línea de la escuela, algún amigo con poca visión de futuro. Pero vos tenés la clave.

Así que nunca mejor que hoy para desarmar la máquina, explorarla, conocer los circuitos y comenzar con los primeros cambios.
Reconstruíte a tu antojo, nada va pasar peor que quedarte quieto, sin tomar cartas en el asunto.
Hackeá tu sistema y el sistema va a cambiar ante tu mirada. Vas a ver que se abren puertas y ventanas que creías selladas, incliuso algunas que ni veías.
Encontrá tu propósito, diseñá tu plan de vida, que somos muchos y nos estamos encontrando cada vez más seguido.
Disfrutá del viaje, que es maravilloso y dura poco.
Y tirá la llave, que siempre es mejor abrirse a un nuevo mundo que cerrarse a oportunidades.
Siempre me gustaron tus notas, pero está me interpela 100%. Quería citar alguna frase que me toque de cerca y me di cuenta que tendría que copiar y pegar casi el artículo completo. Gracias por estos textos… otra vez ;-).
¡Gracias Sol por tus palabras! Nos educan para obtener respuestas cuando creo que avanzamos en base a las preguntas. ¡Abrazo!