
Esta nota no creo que sea justa o, mejor dicho, que haga justicia a lo que se vivió el 1 de marzo en DNX.
Fueron tantas las emociones compartidas ese día, el trabajo para llegar al 1 de marzo con una charla que aportara algo a quienes quisieran escucharla, conocer a más de un amigo virtual, a los pares, a los lectores, a quienes llevan una vida parecida a la nuestra pero con otras experiencias.
DNX fue un antes y un después en este camino, mi camino, sin dudas.
Ya voy a entrar en detalle sobre el por qué de lo que digo, pero antes quisiera explicarte por qué si no fuiste no deberías faltar nunca a un evento semejante y, si fuiste, vas a entender de lo que hablo (si estás en este segundo grupo espero tu comentario debajo).
DNX fue un evento necesario y absolutamente esperado.
Necesario para nuestra comunidad de nómadas digitales, para conocernos, para desvirtualizarmos, para dejar de ser una foto de perfil en el chat de un colega.


Necesario para derribar mitos y tangibilizar sueños, para escuchar en cuerpo y voz de quienes viven de esta manera que es posible trabajar mientras viajás por el mundo, que es posible vivir de un blog, tener un negocio online rentable.
Esperado por todos, porque queríamos vernos, escucharnos, compartir cervezas y charlas para saber si hacemos más o menos todos los mismo, si pasamos por los mismos miedos, los mismos escollos. Para hablar como no podés con tus amigos, esos que te aman pero no entienden tu manera de vivir, que ni siquiera pueden explicar de qué va tu laburo.
Porque todos, por más rebeldes y revolucionarios que seamos, por más que vivamos distinto al resto del mundo necesitamos pertenecer a algo.
El sentido de pertenencia, de tribu, se hizo presente el 28 de marzo en Buenos Aires, la noche previa al gran evento.
Oradores y público nos mixamos en un encuentro cálido (no sólo por las altas temperaturas de Buenos Aires en ésta época) y fraternal.
Nosotras veníamos de Montevideo, habíamos salido muy temprano con el bus hasta Colonia y de ahí en barco a Puerto Madero.
Volver a Buenos Aires nunca es fácil cuando sos porteña.
Por suerte teníamos alojamiento reservado gracias a la gente de Art Factory Soho que nos preparó una habitación fresca (¡gracias! Bs As era un infierno) para nada más llegar dormir una siesta reparadora y asistir al cóctel de bienvenida.


Según contaron algunos ahí mismo y luego leí a otros en sus blogs no todos corrieron la misma suerte. Muchos venían de lugares súper lejanos con largas horas de vuelo y esperas en aeropuertos (ya escribiré una nota contando esta parte de la vida nómada que menos se habla y que es tan real como las otras) padeciendo el maldito jetlag.
Pero nada apaciguó el entusiasmo. Aunque todos con los que hablé estuvimos de acuerdo que nos faltó tiempo. Para charlar más, para conocernos, para compartir.
Algunos durmieron en hostels, hoteles, otros hicieron couchsurfing o se quedaron en lo de un amigo. Y está bueno contarlo, porque cuando hablás de ser speaker en un evento internacional como DNX la gente se cree que venís en primera en el avión, tenés reservada tu habitación en un cinco estrellas y que te esperan con un remise en Ezeiza agitando el cartel con tu nombre.
Cada uno viajó a su manera, como lo hace habitualmente, como podés leer en el blog de cada quién, porque justamente éste era un evento de nómadas digitales así que cada uno lo hizo a su manera y la diversidad es lo que hace más interesante a nuestra comunidad.
Ya el 1 de marzo la jornada comenzó con normalidad y por lo que estuve preguntando (no puedo con mi parte periodística) más de uno quedó sorprendido. Creo que esperaban algo más chico, más humilde, sin embargo Tato lo hizo a lo grande.

33 oradores de diferentes países se hicieron presentes en Ciudad Cultural Konex, en 3 salas simultáneas, durante casi 12 horas sin descanso (hubo un pequeño corte para almorzar pero creo que nadie dejó de hacer networking).
Hubo charlas técnicas, motivadoras, testimoniales. Las hubo mejores y peores a gusto de consumidor, pero todos se fueron contentos y con ganas de más.
Dudas, preguntas, ideas, proyectos, todo junto en un remolino de sensaciones que espero se repita pronto, porque hacen falta más eventos como éste, más encuentros que corten de cuajo la idea de la foto en la playa tomando un coco y haga más real el encuentro humano, de cuerpo presente, en tiempos de laptops, vida digital y cultura nómada.





Muchas gracias Caro por tu charla, fue muy inspiradora, espero muy pronto ser parte de esta gran familia nómada. Saludos, D-boy
¡Gracias Danny por tus palabras! Poné manos a la obra ya en tu proyecto y sumate a nuestra comunidad, que es un gran momento. ¡Abrazo! 😀